Un paseo por la obra de grandes artistas.

martes, 21 de julio de 2015

LUIS ORTIZ MONASTERIO (1906-1990) / NO FUI YO HASTA QUE LOS SAQUÉ DE MI SENO


  •  Para resolver sus problemas escultóricos no tenía otro recurso que volver a sus orígenes ancestrales, aquellos que dieron fisonomía a una cosmovisión, a un legado, a una historia no tan perdida en el tiempo. 


  •  Me imagino que para el mexicano MONASTERIO lo fundamental era pisar los mundos anteriores con el fin de plantear soluciones plásticas nuevas a sus necesidades, con lo que ello suponía y conllevaba de superar la duración lineal en orden a la incautación de otras dimensiones en la representación escultórica.


  •  Eso ha hecho que su obra sea una suma exultante de iconos e ídolos en los que la figuración y la abstracción conviven en un entramado conjunto llamado a convocar fuerzas y visiones de otras magnitudes, a porfiar en los signos y en los lenguajes que nuestra mirada ha de asimilar como sueños cósmicos y universales.  

Mira el horizonte y embriágate,
no del azul ni del vacío,
no de la opción del infinito,
sino del fuego misterioso
que nace en la mirada.
(José Ramín Ripoll)

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