- No sé quien dijo que cualquier obra que sea grande oscila entre lo genial y lo terrible. En este caso, lo que sí es seguro es que el sirio SALMAN ha conocido lo terrible. Y también parece segura su inclinación por la dimensión trágica de la existencia.
- Sus obras son como la transcripción fiel de lo queda del ser humano tras un holocausto, sus mutaciones, sus nuevas morfologías, los cargamentos cromáticos que dan el toque definitivo a unos entes que cuando están quemados incluso sonríen.
- Con ello queda palpablemente razonado que la obra es un campo de batalla donde se multiplican las heridas (Tàpies) o implica una lucha cuerpo a cuerpo con el lienzo (Miquel Barceló).
Aunque el insomnio arrastre, hacia las profundidades de la fosa, esos músculos que exhalan ya un olor a ciprés, jamás la blanca catacumba de mi inteligencia abrirá sus santuarios a los ojos del Creador.
(Los Cantos de Maldoror)