Un paseo por la obra de grandes artistas.

domingo, 23 de agosto de 2015

YAI PEI-MING (1960) / NUNCA LES INTERROGO


  • Primeros son cuerpos en espera del odio y de la muerte, después rostros que expresan contingencias, más tarde cabezas desdibujadas en descomposición de carne y espíritu y por último calaveras rasgadas, frías, inertes, que lanzan más mensajes y confesiones que si estuviesen vivas.    


  •  Alguien dijo que la faz aparece como un elemento manipulable, un campo de conflictos que se presta a todas las gramáticas, como un pozo de inquietudes, conflictos y síntomas: como un campo de violentos acontecimientos.   


  •  En estas obras del chino YAI PEI-MING hay un refrendo de todo ello, desde una consagración plástica y visual de unos puntos vitales que parten de la realidad acontecida para proponer y explicar una dimensión diferente a la mirada, hasta una conversión de la esencia pictórica en un pensamiento sobre la vulnerabilidad y la fugacidad de toda existencia.   

En este mar no hay música ni agua,
no hay fondo ni horizonte,
no hay símbolos siquiera de naufragios.
En este mar sólo hay memoria.
(José Ramón Ripoll)