- El chileno GAMUCIO deja que unas murallas de lágrimas cromáticas en primer plano sean como chorros de ambigüedad entre lo evocado y lo no visto. Sus paisajes envuelven una dimensión simbolista que anuncia un fin visionario.
- Está legitimado para hacerlo porque su imaginería se transforma en unas apariencias fantasmales, románticas, espectrales. Y por ello lo difuminado confiere calma y silencio en la representación.
- Son valores de una toponimia que no se abren al absoluto sino a la existencia que está ubicada entre un amanecer y otro, entre una emoción y el significado que para ella adquiere. Y todavía más.
Al oír su nombre, los ejércitos celestiales tiemblan; y más de uno cuenta, en las regiones que yo he abandonado, que ni el propio Satán, Satán, la encarnación del mal, es tan temible.
(Los Cantos de Maldodor)