Un paseo por la obra de grandes artistas.

viernes, 5 de junio de 2015

FELIPE ALARCÓN ECHENIQUE / MICROMUNDOS


  •  Mi gran amigo el hispano-cubano, FELIPE ALARCÓN ECHENIQUE, no reniega de esa historia de la pintura como una sucesión de estilos, ni considera que haya un estilo que sea el punto culminante final del arte. Él simplemente entiende que con el suyo propio hace que sea una manera muy válida de entender el mundo (del que ya he comentado casi todo excepto lo más importante: el futuro).   


  •  Y de este modo, a través de la altura de las alas que le nacieron en la isla, va conformando microcosmos que, si según Swedenborg, en la tierra se unen el cielo y el infierno, en ellos el cielo busca una experiencia del paso del tiempo, con su vida y su plástica a cuestas,  y el infierno una dinámica de salidas y entradas de personajes al encuentro de que los otros sean ellos mismos -el infierno son los otros, decía Jean Paul Sartre- en nuevas burbujas que presienten la explosión de su destino. Seres sagrados o profanos, de perfil, de frente o de espaldas, grandes para ser más audaces, exigentes y angustiantes, o pequeños andando entre pensamientos inconclusos, resignados, a punto de soltar el grito de la derrota o del rezo. 


  •  Pero es importante subrayar sus virtuosismos técnicos, su proceso de construcción de retablos cuadrados o circulares -así pueden denominarse- concentrados, consistentes en el despliegue de impulsos -fuerzas- inconscientes (Herder) basado en una gran sensibilidad estética, en el significado de distinción entre cosas y sucesos, inmovilidad y movilidad, tiempo y atemporalidad, ser y devenir. Cada pieza de la serie de microcosmos hay que captarla como un todo, tiene que estar simultáneamente en nuestra visión y pensamiento si queremos comprender su desarrollo, coherencia y la interrelación que hay entre sus partes. 


  • Felipe me lo ha explicado muchas veces y yo aprovecho para repetirlo en palabras de Mozart: hay en primer lugar la captación de una idea, que cada vez va creciendo más, y yo la voy extendiendo cada vez con mayor amplitud y claridad, y casi la completo mentalmente (y en el lienzo), aunque sea largo, de modo que después lo abarco de una ojeada.



  • Al final, la evolución de estos relatos hasta su totalidad incluyen rastros y huellas de la memoria, que se influyen entre sí y hasta se ven modificados por otros que van llegando. Quizás no esté mal el decir el que es una representación calidóscopica, aunque haya un avance constante y ningún orden en una sucesión temporal que mana del caos.



  • Así, la serie trata también de cómo el hombre descubre hechos y quimeras de su existencia, es decir, una secuencia que no presenta sólo un conjunto de sucesos, sino a través de su imaginación e ideario artístico, un estado del ser, la exploración de diversas relaciones y la concatenación de situaciones cruciales.


Schopenhauer ha analizado el pesimismo que caracteriza al pensamiento moderno, pero fue Hamlet quien lo inventó. El mundo se ha entristecido porque un títere fue melancólico.
(Oscar Wilde)