Un paseo por la obra de grandes artistas.

jueves, 7 de enero de 2016

MANUEL CARRIÓN (1983) / DEDOS QUE MANCHAN


  •  No es que el joven ecuatoriano CARRIÓN, residente en Venecia, se proponga asombrarnos con unas confabulaciones plásticas imprevisibles, al contrario, él únicamente plasma esa sensación poética que se materializa entre el vacío y una mancha deshilachada que conduce hacia afuera sus propios ritmos nerviosos y neuronales.


  •  Son delicadas sombras que se mantiene desnudas o que se impregnan de savia cromática para viajar de un polo a otro, de un hálito a una conmemoración festiva. La grafía es un ansía de lenguaje y de comunicación, de gesto y lirismo, de introspección del autor que se escapa hacia el exterior.    


  •  Así es como esta obra debe tener una continuación, pues su adolescencia acaba de empezar, y aunque se deleite en estos ensayos de creatividad, todavía la indagación no está colmada y los signos siguen sin completarse. Todo acabará siendo, pues es evidente que el ser artístico tiene infinidad de potencia para seguir en ello.  

Pero la principal función que cumplen las fronteras urbanas en  el Tercer Mundo es la de vertederos humanos (Mike Davis).