Un paseo por la obra de grandes artistas.

lunes, 26 de octubre de 2015

ADRIÁN MOYA (1953-2012) / TUVE TEMOR DE QUE ME DEVORARAN


  •  Cuenca es un lugar de peregrinación plástica, un fenómeno extraordinario en el arte español del siglo XX gracias al encuentro de Fernando Zóbel, Torner y Rueda. Allí se incubaron las grandes y pioneras experiencias que serían un paradigma formal e imaginativo de las oleadas estéticas que vendrían después.   


  •  En ese territorio el conquense MOYA, desgraciadamente ya desaparecido, desarrollaría una creación en la forma de un proceso de secuencias únicas -aunque en la época tuviese antecedentes y simultáneos-, cuya gravitación geométrica, figurativa, cromática, configura un universo confinado de espíritus imperecederos, que sólo quieren estar solos y devorarse entre ellos.     


  •  M. Yourcenar supuso que reconoceríamos sobradamente ese mundo encerrado pero infinito, en el que pululan minúsculos y obsesivos fantasmas: descubrimos en él el cerebro del hombre. Ahora que he podido acceder a la obra de este artista tengo claro que esa pintura entraña un caudaloso refugio de significados, una mística en la que se detecta una clara preocupación por la muerte, ironía y azar. El diez por ciento de esperanza de la que hablaba Rothko ya se ha ido, y además sin despedirse. 

La muerte no interpreta sus textos, no lee lo que se va a llevar.
(Juan Gelman)