- Los artistas chinos se están revelando como una fuente inagotable de sorpresas plásticas de una dimensión inusual en nuestro predios artísticos. Sus imaginarios son más explosivos, provocadores, alborotadores y demoledores.
- Es el caso de LIU, cuya obra no está solamente guiada por una compenetración de la forma y el color, de la figura y su representatividad, sino que además huele a ese símbolo que es el momento de concentración del lenguaje.
- Las últimas décadas del siglo XX en ese país propician la aparición plástica de unos seres que claman, gritan, existen y no se dejan arrastrar. Son personajes ficticios pero mediáticos, de perfil limpio y ejecución virtuosa, pero de fuertes connotaciones físicas y espirituales.
No es cierto que se pueda ser feliz junto a alguien
que lo conoce todo de ti menos quién eres,
ni al lado del que jura que la suerte está echada
y tu número existe nada más que en sus dados.
(Benjamín Prado)