Un paseo por la obra de grandes artistas.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

JOSÉ MANUEL SCHMILL (1934) / HASTA AHÍ HE BAJADO


  •  Creo que el mexicano SCHMILL ejecuta como nadie sus pesadillas sobre el infierno o un particular averno con el que está muy ligado. Si el pensar es un quehacer que supera toda praxis e incluso sobrepasa el obrar (Heidegger), el autor hace exactamente al revés.   


  •  Sus imágenes son bárbaras, crueles, tenebrosas y contrarias a lo que declaraba Heidegger respecto a que la sustancia del hombre es la existencia pausada como ser históricamente (en estas piezas la historia sale contrahecha y con la guadaña a cuestas desde el principio, no da lugar a más). Al contrario, somos esencia, pero no la ideal de Platón, sino la endemoniada de Mefistófeles, en la que aún estamos y seguiremos anclados.   

  • Su espeluznante iconografía resuelve con eficacia la impronta plástica que debe contener la significación de una realidad en la que se desatan unos acontecimientos que deben involucrarnos también a nosotros, los receptores, que, espantados de nuestros terrores inculcados y atávicos, vamos sacudiéndonos por si podemos desprendernos de ellos.  



Las médulas de los caídos dan de comer a los rumores
de una rosa.
(Juan Gelman).