Un paseo por la obra de grandes artistas.

lunes, 7 de noviembre de 2016

MIN WAE AUNG (1960) / LA LUZ DE BUDA


  •  Asia es siempre un descubrimiento. No le hacen faltas teorizaciones que sean su dicción ni planteamientos programáticos, aunque últimamente ya empiezan a sucumbir como moscas a las que se vacían en Occidente. 


  •  Seguramente al magisterio técnico y olfato plástico del birmano WAE no le son necesarias, pues su definición ha sabido dar con la luz, la perspectiva, el contraste, el esquema y la geometría animada de un cielo y una tierra bendecidos.   


  •  Su penetrante religiosidad es su fuente de creación sin una finalidad apostólica y servil, más bien es una intensidad cromática que continuamente está en marcha bajo un sol que no permite ir sin una mínima sombra. Al final es como si la condición sacerdotal no tuviese materia y solamente fuese un eco de una iluminación espiritual. 

Deja hablar a los muertos.
¿O es que al mirar la cuerda del suicida
no la sientes colgar dentro de ti?
(Josep María Rodríguez?

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